Demasiadas

Contigo he perdido
muchas veces
la virginidad
-por no decir
la dignidad-.
Una detrás de otra.

Me abrí sin límites
para ti,
para que entraras 
muy adentro.
Para sentirte.

Ahora,
al cerrar las páginas
y las piernas
y los ojos
me duelen las heridas
y la sangre seca.

Ahora, descubro
que soy demasiado pequeña
para tus grandes rarezas.

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