Las caricias que me faltan

Hay tanto en ti de lo que fue
que me confundo en el tiempo
y en los cuerpos.

Orígenes inciertos y confusos
buscándose a través de las palabras.

Ahora

Ya no equivoco los nombres
como tampoco confundo los sexos.
Alzo la mano y grito
hasta tocar una de tus pestañas
y dolerte desde el silencio del tiempo.

Hogar

Tormentas de demonios
azotan la casa vacía
donde el frío y el silencio
arden a la luz de las velas.

Vacía de mí

Ya no sé lo que era
ni lo que fui
ni lo que algún día
quise llegar a ser.

Voy vaciándome de todo

en cada paso
en cada lágrima
entre sábanas
y pelos de gato

hasta desaparecer

y hacerme nada.

Solo yo.

Murió de secretismo

Tú lanzaste la moneda
-alguien tenía que hacerlo-
y cayó por el lado de la soledad.
Ahora la guardo yo.

Fue tu regalo.