Y de mí.

Me gusta ver los tejados
desde la ventana de mi salón.
Ver al vecino que sale a fumar
antes de tender la ropa
y entrar en la cocina
mirando tras de sí
como si se hubiera
olvidado de algo.

Me gusta ver las luces
que se apagan
mientras todos se van a dormir.
Y yo sigo mirando a través de ella
observando el reflejo de la oscuridad.
Y saberme, en este preciso momento,
lo más importante del mundo.

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